La calidad total en el sector público : incluye procedimiento en los juicios de cuentas y de responsabilidad
Resumen
La globalización condiciona fuertemente los cambios que se producen en las sociedades, pero por sobre todas las cosas ha planteado verdaderos problemas en la búsqueda de objetivos en las Empresas y en los Gobiernos.
Pero lo que realmente produce una condición a esta realidad es el cambio. La acumulación de condiciones y capacidades para transformarse ha generado que estos cambios no se efectúen solamente como una transición, buscando nuevas estructuras, puesto que se trata de comenzar un nuevo período donde en forma permanente se irán produciendo cambios, y donde la premisa será la velocidad de los cambios.
Lo difícil que se plantea es predecir el futuro de las sociedades y las realidades específicas que en ellas están contenidas, donde estas van a depender del comportamiento de las organizaciones y las relaciones entre el sector público y el privado, o entre las empresas y gobierno.
Hoy el planteo de las tres “E” (Eficiencia, Eficacia y Economía) no es privativo del sector privado sino más bien metas hacia donde se orienta el sector público, donde siempre se plantea que las empresas privadas son más eficientes que las burocracias públicas, pero no siempre se da este presupuesto aunque la imagen general es que la administración pública es el modelo de ineficiencia
e ineficacia.
El problema generalmente planteado siempre fue el tamaño de la administración, siendo el argumento principal para modificar las estructuras; y ello se hacía en función de mantener los equilibrios fiscales. Pero esto nada tenía que ver con el funcionamiento en sí del Estado, ya que sobran los ejemplos que hemos visto en los últimos años de privatizaciones, retiros voluntarios,
jubilaciones anticipadas, y que pese a ello nada ha cambiado y sigue el mismo problema.
Se puede observar que todos estos cambios no son cambios en sí, sino más de lo mismo; por lo tanto nos lleva a buscar nuevos instrumentos de gestión que puedan aplicarse a todas las organizaciones independientemente si se trata del Estado o de las privadas; y llamamos Estado a cualquiera de sus tres concepciones, nacional, provincial o municipal.
Las premisas precedentes hacen que tengamos que cambiar el principio de “impersonalidad”, concepto este del Estado moderno que predominó hace dos décadas.
Es por ello que se habla de un cambio permanente donde se busque la eficiencia, la eficacia y la economía, teniendo en cuenta el valor de los recursos humanos, estos últimos totalmente desvaloralizados, con ambientes de trabajo totalmente inadecuados y no aptos para el cumplimiento de la función. Pero también hay que tener en cuenta el reclamo de la sociedad que solicita más y
mejores servicios a menor costo, y que demanda que se analicen más profundamente las realidades de la vida de la población, buscando por sobre todas las cosas “refundar” el principio de “ciudadanía”.
Esta ciudadanía, hoy busca la participación activa y sobre todo definir la calidad de los servicios, donde ya se plantea qué servicio quiere el ciudadano recibir y cómo lo va a recibir.
El propósito de este trabajo es plantear el modelo de Estado que quiere el individuo y que debe recibir el individuo, partiendo de la célula básica de la administración, que en este caso está formada por los Municipios.
Lo que interesa rescatar a través de este trabajo es que la dinámica y el proceso de transformación que exige el actual escenario, y la nueva modalidad de gestión y adaptación a la rápida sucesión de futuro que es posible esperar, existe un tipo especial de convencimiento e involucramiento de la propia burocracia para cambiar. En consecuencia, es necesario que exista el compromiso necesario que permita asumir el cambio, donde su transformación es la base para los ajustes y se definan los nuevos roles del Estado, y donde la cuestión sea la gestión del Estado.